Evolucionar o morir, ¿pero se hace por las críticas o por la pasta?

Asesinos, soldados, zombis y guerreros andróginos bajo el microscopio

El capítulo de determinadas series de videojuegos tienen la imperiosa necesidad de hacerlas evolucionar hacia algún lado. Casos sonados son el cambio de rumbo de Resident Evil, que tras un golpe fuerte por parte de las valoraciones vertidas hacia Resident Evil 5 y 6, viraron hacia la subserie Revelations y recuperaron aquel genial Resident Evil Remaster. Por otra parte tenemos el caso de Final Fantasy XV, que avanza de manera cauta, con una edición 2.0 de su episode Duscae que se actualiza con el feedback de los fans para no pegarse los palos que le dimos al XIII a golpe de insultos y caras largas. Eso sí, ambos lo vendieron todo. Cada Resident Evil despachó más de seis millones de unidades cada uno, y más aún Final Fantasy XIII, que en 2011 ya había superado la media docena de millones de videojuegos vendidos en todo el mundo.

Call of Duty y Assassin’s Creed son casos similares. Assassin’s Creed Unity y Rogue, combinados, vendieron 10 millones de unidades en todo el mundo, pero se les dio muchos palos, más al Unity que al Rogue. Call of Duty, por su parte, colocó con su Advanced Warfare veinticuatro millones de unidades. Todos tienen en común dos cosas: que han vendido muy bien y que las críticas hacia ellos son reguleras; con muchos usuarios insinuando que la fórmula ya está muy mascada, que toca evolucionar y probar cosas nuevas. Resultan curiosos estos datos por pasarnos la vida llamando peseteras a las desarrolladoras y descubrir que su necesidad de evolución llega por nuestra opinión, no tanto por las ventas en estos casos.

De todos los mencionados, dos ya han iniciado el cambio hacia algo más apetecible: Resident Evil, que nos tiene en vilo por saber cómo afrontarán la nueva generación, si regresarán al terror, si sabrán combinar la acción con el miedo, si reharán la trilogía original… y Final Fantasy XV, que vuelve a recuperar nuestro interés desde el décimo capítulo con un título que ahora parece que sí. Los otros dos empiezan ahora su propia revitalización. En el caso de Call of Duty, y de una manera mucho más tímida que la gente de Square-Enix, está evolucionando hacia un juego más vertical y abierto que los anteriores. Si Final Fantasy para seguir adelante le ha echado un ojo a Dragon Age o Mass Effect, Call of Duty está haciendo lo propio con Titanfall, Destiny y otras tantas obras para recoger el legado de la franquicia y llevarlo a nuevos caminos. Call of Duty Black Ops III nos traerá una campaña que, gracias al cooperativo y a las habilidades distintas de sus jugadores, permitirá opciones estratégicas para aprovechar de una manera más intensiva el escenario. Esto de las habilidades se extenderá también al online, con la elección de un especialista de entre nueve, con sus poderes, para enfrentarse al multijugador de una manera diferente a lo que estamos acostumbrados; es decir, un juego más ágil, con más énfasis en las partidas con y contra amigos y en la personalización. Por supuesto, seguirá siendo un shooter, seguirá siendo Call of Duty, pero todos estos cambios son unos necesarios y que esperamos que consigan darle un plus de vitalidad a una saga que se repite, por otra parte, más que el ajo.

Assassin’s Creed es una serie muy curiosa. En un principio podría pensarse que por su misma concepción cada capítulo tendría que ser totalmente distinto al otro: nueva era, nuevos personajes, nuevas intrigas, nuevos gadgets… pero no ha sido así. La culpa la tiene, entre otras cosas, sacar tantos juegos de la misma serie cada año sin tener el asunto tan bien estructurado como la tríada de estudios que firman los diferentes Call of Duty. Assassin’s Creed Syndicate tiene la responsabilidad, como la tiene Black Ops III, Final Fantasy XV o el siguiente Resident Evil de hacer que la serie vaya a algún lado, pero a diferencia de todos los anteriores no ha querido, o no ha sabido, realizar el sano ejercicio de fijarse en los videojuegos que funcionan a su alrededor. Porque ¿qué es evolucionar en un videojuego, qué es avanzar? No siempre es ofrecer algo nuevo y distinto a todo, muchas veces es el honesto acto de tomar las referencias de otros títulos amigos para, juntando con lo que la propia licencia tiene de bueno, ir hacia algún lado.

Assassin’s Creed Syndicate parece que ha tirado hacia adelante cogiendo de manera muy tímida ideas de sandbox más tradicionales, como la conducción o lo de compartir el protagonismo entre sus personajes principales como tan bien hace GTA V. A partir de ahí, sí da síntomas de haber querido incluir algunas ideas que pueden llevar la serie hacia una revitalización, precisamente a eso de ser distinto a otras entregas por culpa o gracias a su ambientación: más peleas y un marcado componente social, de hacerte con los habitantes de Londres que es justo lo que pide esa revolución que vive la sociedad londinense que intentan retratar. Sin embargo nos cuesta apreciar, como ya os contamos en el trailer, el trabajo de feedback y de mejora concienzuda de la base del videojuego como si apreciamos en Black Ops III con su revisión del multijugador, Final Fantasy XV y su mundo abierto o Resident Evil y su vuelta a los orígenes sin olvidar el terror.

Renovarse o morir, algo que las compañías parecen decidir hacer cuando las ventas han funcionado pero las críticas no han acompañado. Es por ello reconfortante saber que nuestras quejas se escuchan, que cuando pensamos que una compañía ha llegado a un punto oscuro sabe avanzar y cambiar, aunque la pasta sea lo fundamental al fin y al cabo. A Capcom le habría sido fácil sacar un Resident Evil 7 siguiendo la estela del seis, también a Square Enix sacar un nuevo Final Fantasy pasillero con un Cloud andrógino, pero no. Puede que al final los jugadores sí que importemos algo.