Análisis PES 2015 (PS4)
Aunque hemos recibido esta nueva entrega de Pro Evolution Soccer con mucho escepticismo, debemos reconocer que Konami ha hecho un buen trabajo. Son muchos años de decepciones en los cuales la saga no ha conseguido encontrar su sitio, pero parece que por fin empezamos a ver la luz al final del túnel. Llevamos jugando a PES y a sus versiones japonesas -conocidas como Winning Eleven– desde los años 90 en la primera PlayStation, y os podemos asegurar que la crisis por la que ha pasado Konami intentando sacar cabeza en la última generación de consolas nos ha dolido como al que más.
Si damos marcha atrás para echar un vistazo al pasado no nos sorprende el hecho de que esta saga haya marcado a toda una generación. PES se convirtió por méritos propios en un referente en su género, y seguramente acabaríamos avergonzados si pudiéramos saber con exactitud las horas que le hemos dedicado. Para entender semejante fenómeno debemos centrar nuestra mirada en el gran equilibrio de sus mecánicas, que curiosamente nos recuerda a lo que hoy en día ha supuesto Call of Duty. Todos los partidos contaban con los mismos ingredientes, pero no había uno igual que otro. De esta manera se consagró Konami Tokio, destacando especialmente juegos de la talla de PES 3 y 5, para muchos los mejores de la saga.
La sexta entrega, tan brillante como de costumbre, también será recordada como el inicio de un declive. Su salto a la nueva generación (por aquel entonces Xbox 360) fue demasiado conservador, aunque paradójicamente hoy en día es una decisión que sigue aplaudiéndose. El motivo lo tenemos muy claro: el resto de entregas intentaron evolucionar, pero nunca se dio con la tecla. PES perdió toda la personalidad que lo había convertido en el mejor simulador de fútbol, y la cantidad de experimentos fallidos de cada año terminaron por hastiar al jugador. Esta época no solo fue un camino lleno de baches marcado por las malas decisiones del equipo, sino que además coincidió con el auge de FIFA, su gran rival.
Ahora nos encontramos ante otro de esos match ball de los que deciden una generación. FIFA empieza a mostrar síntomas de estancamiento y PES 2015, el juego que tratamos en este análisis, quiere aprovechar la situación para estrenarse con buen pie en la nueva generación. Con el Fox Engine como abanderado y un equipo de desarrollo con ganas de comerse el mundo se presenta un juego que corrige gran parte de los puntos negativos de la edición pasada. Sigue arrastrando errores y no ha dejado de lado carencias importantes, tanto en licencias como en animaciones, pero por fin recupera esas buenas sensaciones de siempre.
Para empezar, este PES se muestra más accesible en sus controles. Desaparece la lentitud de respuesta casi por completo (los regates siguen siendo lentos y poco intuitivos), y la mayor explosividad de los jugadores nos permite irnos de los defensas con mayor facilidad. Se han añadido cientos de animaciones para adaptar la postura del jugador a cada movimiento, y por fin podemos mover el balón entre centrocampistas de manera satisfactoria. Desgraciadamente, no todo son buenas noticias. Faltan recursos algo más exigentes, como por ejemplo cuando un balón está a punto de salir del campo o llegamos justos para rematar. No veremos animaciones donde el jugador se lanza con todo, sino que todavía necesitan posicionarse con demasiada tranquilidad. Lo mismo sucede con el sistema de forcejeos, muy blando para un deporte como el fútbol en el que se dan tantos encontronazos. Que sea tan dinámico y ágil en la mayoría de ocasiones nos lleva a darnos de bruces con la realidad. PES 2015 supone un gran avance en cuanto a ritmo de partido y facilidad para elaborar buenas jugadas, pero tecnológicamente todavía no se ha puesto al día.
Nos ha encantado la física del balón y las transiciones entre ataque y defensa. Las jugadas por banda son toda una gozada, especialmente gracias a los centros al área, muy naturales, que suelen tener como desenlace jugadas embarulladas de gran aleatoriedad y realismo. No acompaña, eso sí, la inteligencia artificial de los porteros, que además de «cantar» ante disparos fáciles (especialmente los colocados con el interior del pie), tienden a despejar hacia el centro más de la cuenta. Tampoco se han cuidado las redes, tan tensas que aunque parezca una tontería le restan espectacularidad a los disparos lejanos que acaban en gol.
A nivel de estrategia sigue siendo un juego con potencial desaprovechado. No entendemos el porqué de mantener la línea de puntos tanto para faltas como saques de esquina. El sistema clásico siempre ha funcionado, pero Konami se ha empeñado una edición más en imponernos por defecto estas guías. En los saques de esquina, la mala colocación de los defensas y la precisión absoluta de nuestros lanzamientos nos han llevado a rematar con hasta tres jugadores sin marcaje alguno, algo improbable en el fútbol de élite. Por ejemplo, un mayor aprovechamiento de la cruceta podría haber mejorado este tipo de carencias, pero como siempre, esperaremos que Konami lance un parche que vaya completando la experiencia.
Y hablando de contenido, nos topamos una vez más con las licencias. Volvemos a contar con competiciones tan importantes como la Champions League o la Copa Libertadores, y se ha incluido la segunda división de las ligas más importantes, pero por ejemplo nos sigue dejando un sabor de boca amargo que de la liga inglesa, solo el Manchester United esté licenciado. Konami necesita ventas para llamar la atención, y las va a buscar tanto en Latinoamérica como en Asia, destacando la incorporación de la AFC, la liga de campeones asiática. Este problema también salpica a los estadios, que ni siquiera llegan a la veintena en número. Sobre todo se echa de menos un feudo, aunque sea inventado, para equipos de la talla del FC Barcelona o el Real Madrid. Lejos queda esa sorprendente característica de PES 2013, que incorporó todos los campos de primera división. Aquí tendremos que conformarnos con un editor de estadios bastante limitado.
[break=Página2]
Vuelven los modos de juego de siempre, con ligas y torneos reales o creados a nuestro gusto, y los clásicos Liga Master y Ser Una Leyenda. En el primero nos ocuparemos de ser el entrenador para llevar al equipo que elijamos a la gloria. Podremos elegir si queremos empezar con plantillas reales o ficticias (con guiños claros a los míticos Minanda y Castolo), y tendremos que encargarnos de gestionar no solo la plantilla a nivel de estrategia y rendimiento, sino las nuevas incorporaciones y salidas. La negociación se ha mejorado de tal manera que nos regatearán el precio dependiendo de nuestras pretensiones, y en todo momento sabremos mediante un sistema de satisfacción si nuestras ofertas gustan tanto al jugador como el club. Es el modo estrella una vez más, y al que seguramente dedicaremos más tiempo.
Ser Una Leyenda recoge el mismo concepto de la Liga Master pero lo individualiza. Pasaremos por el completo editor de jugadores para crear una futura estrella, elegiremos equipo e intentaremos esforzarnos para destacar de cara al entrenador. Si lo hacemos bien llegaremos a ser convocados por la selección de nuestro país, y evidentemente llamaremos la atención a los ojeadores de clubes más poderosos donde ganaremos visibilidad.
Pero sin duda alguna, la novedad más interesante es el modo myClub, una respuesta al exitoso Ultimate Team de FIFA. En este nuevo modo de juego, que viene a ampliar lo ya visto en la Liga Master Online, usaremos la moneda virtual de PES para componer el equipo de nuestros sueños. Contaremos con entrenadores reales que adaptan su sistema al equipo, y tendremos que conseguir equilibrar la relación entre compañeros para conseguir un mayor rendimiento de los mismos. Es un modo con una gran profundidad, que puede ser jugado tanto en línea como desconectados, y que no solo nos invita a que repasemos cada día el estado de los futbolistas en la vida real, sino que tendremos que estar pendientes incluso del estado del césped dependiendo del estilo de juego del contrario.
PES 2015 no ha avanzado tanto en lo que respecta a su apartado técnico. Su presentación es muy sobria, aunque por suerte para el usuario tiene una interfaz limpia y sencilla de utilizar. Cuenta con canciones licenciadas de artistas de la talla de Calvin Harris o Linkin Park para amenizar nuestro paseo por los menús, pero una vez en el campo nos hemos encontrado con aspectos muy mejorables. El Fox Engine no luce ni mucho menos al nivel de Metal Gear Solid V. La iluminación es correcta, pero nada del otro mundo si tenemos en cuenta lo que se le exige a una consola como PlayStation 4. Hay animaciones muy buenas, pero seguimos viendo transiciones bruscas entre ellas.
Las caras de los jugadores por ejemplo tienen un buen nivel en general, pero las expresiones faciales no son nada naturales, y llegan a parecer ridículas en algunas celebraciones debido a su brusquedad. En general el apartado gráfico está lleno de claroscuros. Hay detalles encomiables, como el Player ID, que imita a la perfección el movimiento de los jugadores más famosos, o el público, modelado con un buen detalle. Por el contrario, la lluvia, que vuelve como opción, es demasiado simple, y nos sigue chirriando un detalle como el de las pancartas que sostienen los aficionados, llenos de mensajes absurdos que nos recuerdan a las traducciones rocambolescas que vivimos antaño en juegos de Neo Geo.
Estos altibajos empañan un buen trabajo en sus mecánicas jugables, que al fin y al cabo son lo más importante para que el juego sea divertido. Hemos marcado goles después de jugadas memorables, de contragolpes frenéticos algunos y otros en disparos aislados, pero nos hemos encontrado con detalles mejorables por todas partes, algunos relativos a la inteligencia artificial (huecos entre defensas, poca presión) y otros técnicos (animaciones bruscas, ambiente del partido). Los comentarios merecen una mención aparte. Carlos Martínez y Julio Maldonado «Maldini» vuelven para esta entrega, con diálogos repetitivos y una entonación a veces demasiado irregular, sobre todo cuando repasan las alineaciones al inicio del partido.
Con el parche de lanzamiento se han añadido nuevas caras, actualizado plantillas y además se han arreglado algunos dorsales, adoptando la tipografía oficial para ganar en realismo. No esperamos revoluciones como un césped más vivo (aunque se puede modificar su altura, como detalle curioso), pero sí confiamos en Konami a la hora de escuchar a la comunidad, su mayor aliado en este arduo camino que le espera en los próximos meses, sobre todo después de elegir una fecha de lanzamiento tan complicada como es este noviembre tan saturado.
PES 2015 es por fin una entrega que, sobre todo, tiene personalidad. Ha abandonado los experimentos para centrarse en lo que importa: el fútbol. Vuelve a ser tan dinámico y divertido como antaño, pero todavía tiene un gran camino por recorrer. Arrastra carencias importantes de contenido y su motor gráfico todavía no se ha aprovechado como debe. Faltan animaciones, y se necesita corregir con urgencia algunos problemas de inteligencia artificial. Sin embargo, seguramente podremos perdonar todos estos detalles una vez empecemos el partido. Ahí demuestra solidez, y consigue momentos de gran calidad que ni siquiera hemos llegado a ver en su competencia directa. Así que si os gusta el fútbol, por fin podemos decir que después de muchos años existe una alternativa real. EA se tiene que poner las pilas, porque en Konami, aunque tarde, parecen haber dado con el punto de cocción óptimo. Este PES ilusiona, aunque como decimos, todavía queda mucho partido por delante.