Need for speed: Pro street
Desde sus principios, la saga Need for speed trataba una conducción de corte arcade en la que el elemento principal corría sobre el tapiz de la carreras callejeras, huyendo así de la policía armados con nuestros flamantes deportivos y cometiendo las más temerarias maniobras.
En los últimos años, Electronic arts nos ha hecho llegar una nueva entrega metódicamente lanzada cada campaña navideña, y sus esfuerzos por reinventarla han ido dando como resultado algunos títulos que merece la pena rejugar y que, en sus tiempos, significaron un impacto para los jugadores que todos recordamos.
Hubieron tres entregas principales, además de otras tres adicionales que apostaban por novedades en el sistema de daños y añadían algunos extras jugables, o simplemente recurrían a una constructora como reclamo. En ellas, el patrón de juego se regía a un mismo sistema que comenzaba a mostrar claros síntomas de falta de ideas. Pero llegado el preciso momento, sus creadores supieron renovarse y nos ofrecieron varios episodios repletos de interesantísimas novedades, que colocaron a la saga en un lugar francamente especial para los amantes de la velocidad.
Las versiones «Underground», «Underground 2» y «Most Wanted», (dejando de lado la decepción que supuso «Carbono») plagaron nuestras retinas de elementos tunning y cultura Underground, causando un giro radical en la jugabilidad y estética de la saga, además de atraer una grandísima cantidad de nuevos afiliados a la franquicia, «Need for speed».
Pero como ya se llevó a cabo en su dia, la saga vuelve a dar un importante giro en su planteamiento. En «Pro Street», abandonamos la conducción arcade y la ilegalidad de las calles para convertirnos en pilotos profesionales, que muestran sus habilidades ante el entusiasmado público de cada uno de los eventos a puerta cerrada que deberemos recorrer para llegar a ser los mejores.
La cuestión es si ésta vez el cambio de aires supone un punto de inflexión tan válido como lo fué en su dia.
Técnicamente, ésta edición cumple decentemente con la mayoría de aspectos. Los modelados de los 55 coches disponibles están recreados hasta el más mínimo detalle, y tendremos la ya conocida opción de «tunear» nuestros vehículos con un amplio catálogo de posibilidades que encandilarán a los fans de ésta especialidad. Nos será sencillo crear combinaciones seleccionando piezas como faldones, entradas de aire, alerones, pegatinas o todo tipo de pinturas. Manteniéndose firmemente éste atractivo aspecto que nos acompañó en anteriores entregas, pero añadiendo algunos detalles visuales extra y con una mayor calidad técnica, obviamente.
Están presentes constructores como Honda, Porsche, BMW, Chevrolet, Volkswagen o Nissan. Y, aunque se echan en falta más modelos actuales y no hubieran estado de más algunas marcas de alta clase, el hecho es que la oferta de la que disponemos es óptima y variada.
Al llevar nuestros proyectos a la práctica nos damos cuenta que EA ha realizado un buen trabajo en pista. Los vehículos se deforman creando efectos bastante logrados, y dependiendo de la zona donde suframos las colisiones, obtendremos un resultado u otro. Los efectos de luz en las carrocerías, si bien no son un calvario, lo cierto es que no impresionan mucho, y se podrían tildar de ligeramente obsoletos.
La partículas de polvo que levantamos al pasar, las piezas desprendidas de lo coches o el humo que provocamos al quemar neumáticos, están muy logrados, siendo parte muy realista de la escena de carrera. Además de todos los elementos interactivos que nos encontramos en los tramos, como son balizas, vallas, conos o barriles que, bien apilados, significarán el terror de nuestros radiadores.
«Pro street» sigue manteniendo su ambientación «Underground». Ello significa que estamos rodeados de DJ´s, raperos de todo tipo, grafittis, chicas con muy poquita ropa y ese tipo de cosas, que podremos disfrutar mejor al comienzo de cada evento, donde se muestran pequeños vídeos de presentación y, (aunque tampoco es que esté muy conseguido) secuencias ambientales entre prueba y prueba, como fondo de menú. Pero la gran diferencia consiste en la novedosa legalidad de nuestras acciones.
Abandonamos las calles y las persecuciones policiacas, por circuitos cerrados en eventos oficiales. Esto ha repercutido mucho en el aspecto técnico, ya que los escenarios que recorremos dejan de lado la variedad y vistosidad de la ciudad para dar paso a la monotonía de los circuitos. Y, francamente, éste cambio de aires no ha sentado nada bien, ya que, pese a que se podría haber hecho un mejor trabajo, las cosas han virado hacia el lado muy pobre en detalles y escaso en interés visual.
El diseño de los trayectos es demasiado similar, dando la pesada sensación de que jamás salimos del mismo círculo. A ello le sumamos que el nivel de detallismo de los segundos planos es sencillamente precario para estar hablando de la nueva generación de videoconsolas, o que se continúa recurriendo a la difuminación del entorno cuando alcanzamos una velocidad considerable, alejando la cámara para facilitar el trabajo.
El juego no es precisamente fluído, la escenas corren a 30 fps y 720p, de modo que jamás sentimos esa maravillosa sensación de estabilidad que ya disfrutamos en algunos títulos de nueva factura. A parte de que se presentan algunos pequeños enganchones en momentos concretos que afean ligeramente el transcurso de las pruebas. Aunque, eso si, muy esporádicamente.
Esta es la tónica habitual de «Need for speed: Pro street». Casi todo está técnicamente generado de manera suficientemente buena, pero en ningún momento llega a sorprender lo que se desearía. Hemos visto mejores modelados de vehículos, mejores efectos, mejores animaciones, mucho mejores escenarios, mayor variedad de diseños o mejores ambientaciones. Así que se podría decir que se aprueba en éste sentido, pero no hay sitio para matrículas de honor.
«Pro street» nos proporciona una banda sonora acorde con su estética de cultura callejera, abarcando quizás más tipos de música de los que se podrían achacar a eventos Underground como los que veremos en el juego. No faltarán potentes guitarrazos acompañados de vocalistas imponentes, un trip-hop desmelenado, algo de heavy o techno de fábrica. Aunque todos los artistas son bastante desconocidos por éstos lares, como «The Horrors», The Faint», «Avenged Sevenfold» o «Junkie XL», EA ha cumplido bien con su objetivo.
Durante las pausas entre pruebas, podremos escuchar a un DJ que hace las veces de presentador, (vía megafónica y totalmente en castellano) en cada uno de los distintos eventos,e incluso en mitad de las carreras. Lo cierto es que sus comentarios están bastante logrados, y harán alusión de nuestra condición de joven promesa o pasado turbio en las calles. Eso si, acaban por hacerse un poco monótonos.
Los rugidos de motor, quemadas de neumáticos o colisiones, están representados con toda perfección, y suponen un componente muy realista a la acción que vemos en pista.
En ésta ocasión nos metemos en la piel del joven Ryan Cooper, alguien que ha abandonado la ilegalidad de las calles con el fín de ganarse la vida decentemente en base a su habilidad con el volante. Desgraciadamente, no vemos su aspecto en ningún momento porque jamás se quita el casco, pero nos sentimos confraternizados con sus objetivos desde el principio.
Básicamente, el fín principal de «Pro street» es llegar a ser el rey de las pistas. Para ello deberemos superar todos los obstáculos que se interpongan en nuestro camino hasta llegar a vencer al «Street King», también conocido como «Ryo Watanabe», quién ha impuesto su reinado con una contundente eficacia y ahora se dedica a darse baños de masas allá donde acude. No hace falta decir que nos encargaremos personalmente de bajarlo de las nubes.
En el modo principal comenzaremos, como ya es típico en tantos títulos similares, con un vehículo de prestaciones muy pobres y algo de dinero. Nos daremos de bruces con un mapeado y un catálogo de coches accesibles casi totalmente bloqueado, y nos nos queda otra opción que ponernos el casco y comenzar a quemar rueda.
Al comienzo de cada evento, podremos elegir el tipo de conducción que queremos llevar, las diferencias se basarán en las ayudas que recibimos en plena carrera, como asistencia en la frenada, en los trazados o visual. Recomendamos ampliamente seleccionar «piloto» desde un principio, ya que sólo así se puede exprimir totalmente la experiencia jugable del título.
Dicho modo principal se basa en un mapeado que iremos desbloqueando con ciertos requisitos. En algunos de ellos recibiremos los vehículos totalmente gratis y los gastos de reparación entre vuelta y vuelta correrán a cargo de la organización. Pero en otros nos meteremos de lleno con lo que traigamos de nuestro garaje, de modo que deberemos comprobar si nuestros trastos son aptos para pasar exitosamente por el lugar, además de armarnos previamente con targetas de reparación o los bolsillos llenos para pagárlas. Eso si, tendremos la libertad de probar las veces que se nos antojen, así que no hay necesidad de dudar.
En nuestro garaje llevaremos a cabo todo tipo de reglajes mecánicos y , como novedad, también podremos ajustar las piezas aerodinámicas de los vehículos. Si no tenemos ni idea no tendremos que preocuparnos, ya que se han implementado ajustes fáciles para los que no buscan involucrarse en el meollo. Pero si nuestros deseos son los de configurar un buen número de aspectos mecánicos para un mayor rendimiento en carrera, el plato estará servido. Y, como un buen apunte a tener en cuenta, nuestros cambios se van a ver reflejados con bastante fidelidad en la jugabilidad.
Todas las competiciones están programadas por un grupo de distintas pruebas, y nos veremos obligados a poseer un coche reglado para cada una de ellas dentro de su clase. Encontraremos modos como Grip, que viene a ser el clásico modo carrera de toda la vida a través de circuito cerrado, Grip multiclase, en el que seremos agrupados con vehículos de similar potencia, Drag, que será una típica carrera en línea recta que medirá nuestra habilidad con el cambio, Drift, que nos retará como expertos en el derrapaje, Sector shotout, en donde nos mediremos al crono por sectores, Time atack, una contrareloj pura y dura, o Speed challenge, donde las puntas de velocidad serán la tónica principal. Además seremos partícipes de la descerebrada novedad en forma de caballitos de las cuatro ruedas, en la cuál nos veremos levantando el morro de nuestros vehículos como si de una Vespino se tratasen.
Lamentablemente, a parte de el modo principal, no hay lugar para mucho más. Disponemos de la opción «dia de carrera» en la cuál podremos configurar nuestros propios eventos, además de jugar a pantalla dividida contra un amigo. O el modo online, bastante limitado para lo que se esperaba realmente de él, pero que implementa el uso del headset, estadísticas de todo tipo y un servicio bastante eficaz, pero poco atractivo en escena.
De hecho, tendremos algunas funciones en línea que no dejan de ser interesantes. En nuestra mano está poder subir a la web principal las capturas de nuestras creaciones desde el propio título, además de los vehículos fantasma de nuestras mejores marcas o consultar récords y demás detalles.
En pista encontramos una de las diferencias más básicas de ésta entrega con respecto a sus precuelas. La conducción es ahora bastante más realista, y ello exige una mayor concentración, además de que los movimientos de los vehículos son más creíbles. Yá no nos será rentable entrar en las curvas cerradas a trescientos por hora sin preocuparnos, porque, a parte de que no conseguiremos avanzar decentemente, es muy posible que acabemos con el coche destrozado y ese se convertirá el instante en el que nos encontremos descalificados. Esto puede agradar o molestar a según que usuarios, pero lo cierto es que con algunas horas de juego seremos capaces de dominar la acción sin problemas, casi independientemente del nivel que tengamos. Porque, aunque todo es más peliagudo que de costumbre, no se llega a la exigencia de un GT.
A pesar de que las intenciones de EA han sido las de poner en nuestras manos un sistema de juego original y refrescante, el desarrollo de «Pro street» acaba por tornarse algo repetitivo, y es fácil que decidamos abandonar nuestra aventura antes de alcanzar nuestros objetivos. No se ha llegado a conseguir ese ritmo y ese interés que nos provocan machacar alegremente el Sixaxis hasta completar el cien por cien, y nos encontraremos resoplando ante la obligatoriedad de repetir una misma prueba de sistema sencillo una y otra vez.
Para terminar, hay que elogiar el trabajo que se ha hecho con la IA rival. Dependiendo mucho de quienes sean nuestros rivales, veremos unos comportamientos u otros, a parte de que todos son capaces de cometer una amplia variedad de fallos y jamás dan la sesación de seguir un único y socarrónico patrón de conducta.
He de reconocerlo, la saga «Need for speed» nunca cuajó bien en mi colección de videojuegos. Yo soy más de simulación pura y dura, un enamorado de los quebraderos de cabeza a la hora de trazar en el «Gran turismo». Es por eso que me alegré bastante al comprobar que ésta nueva entrega había dado un cambio serio en ello.
Y si, la jugabilidad es bastante mejor para mis gustos. Noté un trabajo muy decente en el comportamiento de los coches, pese a no sinificar un atributo clave, precisamente.
Cuando me puse manos a la obra, lo primero que se me pasó por la cabeza es que nada de lo que veía me era realmente impresionante. Si, estaba muy bien y era vistoso, como no, pero no dejaba de pensar en que las cosas parecían haber sido hechas como a medias, sin ese total esmero que uno percibe en los, comunmente denominados, «must have».
La fluidez en pista me pareció un punto muy en contra, a veces te preguntas que es lo que tienen de nueva generación y de HD ciertos títulos, y éste NFS podría perfectamente ser uno de ellos. No gusta del todo, es vistosillo y no se puede decir que sea una basura, pero no acaba de apuntillar con certeza en ningún aspecto.
Aún así pude pasar algunos buenos ratos. Me implanté como meta conseguir mi preciado Nissan Skyline GTR-36, que lucía tan bien como siempre pero que jamás tuve la posibilidad de «tunear» a placer como lo hice en el «Pro street». Así pude ir pasando todas las fases y finalizé el juego algo cansado de las mismas cuatro pruebas una y otra vez, la verdad, pero pensando en que a más de uno le parecerá un camino muy entretenido, supongo.
Es una lástima, porque el planteamiento que ofrece la ambientación de «evento Underground» y la historia de «el chaval tras el sueño de ser el mejor», podrían haber dado como resultado un trabajo mucho más acertado. Piensas en que podría haber acabado ésto, y comienzas a desear demasiadas cosas de las que no dispones.
En definiva, la sensación con la que me quedo es de haber probado un título que ha intentado ofrecer un cambio de aires que no le ha impulsado a conquistar nada que esté fuera de su rango habitual. De hecho, para mi «Pro street» se queda en un medio camino que nadie conoce realmente y que a nadie le atrae de manera especial.
Parece que el lavado de cara de ésta edición no acaba de cuajar de la misma manera que ya lo hicieron algunas en ésta saga anteriormente. Y es que el número de aspectos que se quedan sin ser tratados de manera especial por los desarrolladores es demasiado amplio. Si bien es cierto que existirán usuarios a los que «Pro street» les parezca un título decente e incluso bueno, salta a la vista que el trabajo no ha sido de una calidad que suponga un impacto para nadie. Eso, no se puede negar.
Y, aunque seguimos disfrutando de algunas alegrías ya conocidas en la saga, como el maravilloso plantel «tuning» y todas sus aplicaciones o un repertorio de vehículos más que aceptable, las novedades continúan sin paliar realmente los atributos que se han perdido en el camino, de manera que las cosas se han estancado entre el abandono de un estilo para no acabar de llegar a otro y quedarse en un punto muerto no muy vistoso.
Para muchos amantes de la velocidad, es posible que éste «Need for speed: Pro street» suponga un buen pasatiempo mientras se espera la llegada de futuros títulos prometedores en éste género. Pero, a dia de hoy, y aunque no disponga de un componente tan marcadamente «tuning» o no corresponda exactamente con el estilo del «Need», se hace muchísimo más recomendable hacerse con «Burnout Paradise».
Lo mejor: Las posibilidades al «tunear» nuestros vehículos o el buen trabajo en el manejo de los mismos.
Lo peor: El título no impresiona, ni técnicamente ni en posibilidades jugables. Además de que su desarrollo puede convertirse en algo repetitivo.