Análisis – Indivisible
Indivisible es un juego independiente desarrollado por el estudio estadounidense Lab Zero Games –responsables del título de lucha en 2D Skullgirls– y que ha contado con el apoyo de 505 Games para sacar adelante la financiación mediante crowdfunding.
El estudio independiente afincado en Los Ángeles está compuesto por un pequeño grupo de veteranos que han trabajado en títulos como League of Legends, Star Wars Battlefront I y II o Scott Pilgrim contra el mundo.
La propuesta derrocha originalidad por los cuatro costados gracias a una equilibrada combinación de distintos géneros –rol, plataformas, acción y puzzles–, sin olvidarse de narrar una historia de aventuras con un gran sentido del humor.
Todo lo anterior cobra vida con un apartado artístico que llama la atención desde el primer minuto, destacando las colaboraciones de Studio Trigger y Titmouse, dos de los estudios de animación más famosos del momento.
¿Consigue Indivisible destacar como uno de los títulos indies del año? Es hora de comprobarlo.
El origen de la leyenda
Lo primero que llama la atención del juego (aparte de su apartado visual) es que nos lanza a la acción desde el primer segundo. Aunque Indivisible sea un RPG con su historia y diálogos entre personajes, no detiene la acción en ningún momento.
Nada más comenzar el juego, nos encontraremos inmersos en nuestra primera batalla contra un jefazo. Controlamos a un grupo de 4 personajes desconocidos que se enfrentan a una especie de vórtice. No conocemos sus habilidades ni hay un tutorial que nos guíe, y, simplemente, pulsamos los comandos de ataque para derrotar al rival lo antes posible.
Tras la primera toma de contacto con los combates por turnos–y sin saber muy bien qué hemos hecho–, la historia se mueve 16 años en el futuro. En este momento es cuando conocemos a Ajna, la protagonista, una joven experta en artes marciales que atraviesa su fase de rebeldía.
Ajna ha sido entrenada por su padre Indr desde que era niña, aunque no tiene muy claro el motivo, pues viven en la idílica Ashwat, una aldea totalmente pacífica. El anciano promete explicárselo todo más tarde. Y ya sabemos cómo suelen acabar esas afirmaciones.
Como hemos dicho un poco más arriba, la acción nunca para y la paz solo durará un par de minutos. Desde la zona de entrenamiento, Ajna observa su aldea en llamas y corre para descubrir la causa.
Entre las llamas encuentra a un joven de pelo blanco y primer combate oficial del juego (esta vez con tutorial). El guerrero responde al nombre de Dhar y cumple las órdenes de Lord Ravannavar, el malo que busca someter a todas las poblaciones del mundo… en principio.
Durante el combate, Ajna desata un poder que desconocía: la joven es capaz de “encerrar” a gente en su cabeza. El juego lo llama Reino Interior y sirve como base de operaciones del grupo y mejora del personaje.
Así comienza el viaje de la joven guerrera, donde no le faltarán acompañantes junto a los que combatir y enemigos a los que enfrentarse, mientras intenta descubrir el misterio detrás de su poder.
Leído lo anterior no parece que la historia cuente con elementos muy originales y sea algo previsible; sin embargo, gracias a su elenco de personajes principales y secundarios, giros y sentido del humor, la trama va ganado atractivo a medida que avanzamos.
En otras circunstancias, aprovecharía para dedicar un par de líneas a los compañeros de Ajna, pero teniendo en cuenta que Lab Zero se las ha ingeniado para presentar a más de 20 personajes jugables (varios de ellos opcionales), resultaría algo pesado.
Legión de Héroes
Si os preguntabais a que venía el título del juego, aquí tenéis la primera pista: la protagonista y sus acompañantes acabarán ligados quieran o no.
Cada personaje que vayamos encontrando en la aventura acabará en el Reino Interior de Ajna, y podremos seleccionarlo como miembro del grupo en cualquier momento (excepto en combate).
Todo combatiente tiene sus habilidades y ataques especiales. Existen personajes centrados en causar grandes cantidades de daño, recibir golpes, curar, evadir y unas cuantas variantes más. ¿Es importante conocer los golpes de cada uno de ellos? ¡Sí, es importantísimo!
El juego nos presenta escenarios en 2D, con mapas que ir explorando al estilo de los Metroid y Castlevania más clásicos. Ajna puede correr, acelerar, saltar, agarrase a salientes y usar las distintas armas y habilidades que vaya obteniendo para sortear obstáculos.
Por supuesto, durante la exploración encontraremos enemigos por las distintas zonas. Si les golpeamos primero, comenzaremos el combate con ventaja. Y si el rival es más rápido la desventaja estará servida.
El combate por turnos sigue la estela de juegos como Valkyrie Profile. Controlamos a un grupo de cuatro, donde cada miembro está asignado a un botón (Equis, Círculo, Triángulo y Cuadrado). De esta forma, podremos enlazar combos para provocar el mayor número de daño posible.
¿Se limita el combate a machacar todos los botones hasta alcanzar la victoria? Ni mucho menos. Todos los personajes disponen de habilidades en función de su rol. Por ejemplo, si pulsamos el círculo, el personaje realizará un ataque básico a nivel de suelo, pero si pulsamos arriba o abajo más círculo, este ejecutará sus ataques especiales.
Tampoco hay que olvidar los límites. Durante los combates podremos llenar la barra de iddhi, la responsable de los ataques finales de los personajes. Para realizarlos solo hay que pulsar R1 + el botón de ataque del personaje en cuestión.
Habrá personajes que acumulen energía, curen al grupo, echen a volar, provoquen estados alterados, etc. Muchas opciones y variaciones en función del grupo que tengamos en activo. Aún así, ¿No es posible limitarse a machacar botones? Claro… si quieres morir continuamente y no pasar del primer combate.
A base de levear no llegarás a ningún lado en Indivisible. Tener nivel está bien, pero si no se domina el ataque y la defensa, no servirá de nada. Más allá de aprender a combinar los ataques del grupo para encadenar combos devastadores, hemos de aprender a defender con eficacia.
Cuando el enemigo ataque a un miembro del grupo, tendremos la posibilidad de pulsar su botón asignado para defendernos y minimizar el daño. Por otro lado, si el ataque es en zona, bastará con pulsar L1 para que todo el grupo se defienda.
Una defensa eficaz no consiste en dejar pulsado el botón, puesto que, de esta forma, la recarga de los ataques se detiene por completo. Además, si conseguimos defendernos en el momento justo, el combatiente o combatientes objetivos recargarán al instante un ataque.
Otro aspecto que deja claro la importancia de la habilidad del jugador es que no existe equipo o armas para mejorar las estadísticas del grupo. El grupo dependerá directamente del nivel de Ajna y de los poderes que desbloqueemos con unas piedras rojas llamadas ringsels.
A los pocos minutos de iniciar la aventura conoceremos a dos monjes viajeros, Mani y Ratna. Estos personajes también acabarán en el Reino Interior de la protagonista y permiten mejorar las estadísticas de ataque (Ratna) y defensa (Mani) al entregarles una cantidad determinada de ringsels.
Como os podéis hacer una idea, los combates por turnos de Indivisible no dejan espacio para las distracciones. Aunque su curva de dificultad es progresiva, encontraremos combates de gran dificultad donde un despiste puede llevar a la aniquilación del grupo.
La fluidez en la acción también se nota en la transición entre combate y exploración, la cual es prácticamente inexistente. De hecho, hay enfrentamientos contra jefes que emplean ambas modalidades: los combates por turnos para reducir su barra de vida y las plataformas para resolver algún puzzle, evitar ataques y provocar daño extra.
Al combinar las plataformas, puzzles, combates por turnos, amplia plantilla de personajes y una campaña principal en torno a las 15-20 horas de duración (también existen misiones secundarias que completar), el juego nunca se convierte en una experiencia repetitiva.
Culto a la animación
Llega el momento de hablar del aspecto que más llama la atención: el apartado visual.
Indivisible es una apuesta de lo más original en términos de jugabilidad, pero esta también queda patente en el diseño de sus personajes y escenarios. Todo lo que vemos en pantalla está dibujado a mano gracias a su propio motor gráfico, el Z-Engine.
Estamos ante un juego independiente donde cada lugar que visitamos tiene su propio diseño, reflejando un mundo de fantasía con distintas culturas y mitología. A lo anterior se añade las decenas de luchadores a nuestro servicio, los cuales cuentan con animaciones de ataque y defensa personalizadas. En resumen, la labor ha debido de ser titánica, y, aún así, han evitado caer en situaciones repetitivas.
La animación del opening ha corrido a cargo del estudio americano Titmouse (Big Mouth, Teen Titans Go! To The Movies) y del studio japonés Studio Trigger (Kill la Kill, Little Witch Academia). Este último también se ha encargado de dibujar las escenas claves del juego.
El diseño de los personajes recuerda mucho a Steven Universe. Y no es casualidad, puesto que Studio Trigger ha colaborado en el desarrollo de la popular serie de animación.
Los grandes nombres no solo aparecen en el apartado gráfico. La banda sonora del juego ha sido compuesta por toda una leyenda en la industria, Hiroki Kikuta, responsable de las melodías del mítico JRPG Secret of Mana.
En cuanto a la localización, el título cuenta con un excelente doblaje al inglés y textos en castellano que adaptan muy bien el carisma de cada personaje.
Por si el actual elenco de personajes jugables no fuese lo suficiente amplio, Lab Zero Games planea lanzar otros 10 protagonistas antes de fin de año mediante un DLC gratuito. Este pack de personajes contendrá protagonistas de otros videojuegos, como Juan de Guacamelee, Shovel Kight y Annie de Skullgirls.