Análisis – RAGE 2
Tras nueve largos años de espera, id Software y Bethesda vuelven a unir fuerzas para traer de nuevo a la vida a RAGE, un título que parecía olvidado tras sorprender allá por 2010.
Ahora, RAGE vuelve a poner toda la carne en el asador para ofrecernos un nuevo mundo postapocalíptico que arrasar a base de balas y explosiones.
¿Ha evolucionado bien la fórmula RAGE con el paso del tiempo? Dentro análisis.
Bienvenidos al Apocalipsis
RAGE 2 nos pone en la piel de un «aprendiz» de Ranger, una suerte de soldado de élite cuya base es atacada por el General Cross, antiguo líder de La Orden, una facción que intentó dominar el mundo hasta que una Resistencia encabezada por nuestra tía junto a otras tres personalidades consiguió derrotar (como pudimos ver en el anterior RAGE).
Con su regreso, nuestra base cae tras un gran ataque y nuestra tía nos encomienda una misión en forma de holograma: Llevar a cabo el Proyecto Daga.
Para ello, debemos coger nuestro vehículo y contactar con las tres personas que antaño consiguieron frenar a este villano.
Como podéis comprobar, el argumento no es muy profundo, ni lo será aunque avancéis en su historia durante unas horas, que serán más bien pocas, ya que la historia principal apenas llega a las 5 horas de duración si decidimos ir a por ella sin dudarlo.
Por suerte, la campaña principal es una mera excusa para lanzarnos a explorar este vasto mundo, en el que encontraremos una gran inmensidad de cosas que hacer.
Así pues, más allá de las tres ciudades principales donde habitan estos tres aliados, y donde encontraremos los últimos vestigios de la civilización (tiendas, NPCs con misiones secundarias, talleres…) tenemos a nuestro alcance un gran mapeado, repleto de «interrogantes» que investigar.
Estos lugares se dividen en campamentos de bandidos y mutantes, guaridas de titanes, carreras, convoyes que destruir y objetivos de este estilo, en las que normalmente tendremos que matar y destruir a todo aquel o aquella que nos encontremos allí.
A su vez, estos lugares se dividen en tres colores, correspondiendo a nuestros aliados, de manera que al completar los objetivos de estas localizaciones, nos darán Puntos de Proyecto con los que ayudarnos a mejorar nuestro equipamiento y habilidades para poder repartir estopa de maneras más elaboradas.
Por otro lado, encontramos las Arcas, que guardan la tecnología necesaria para mejorar y potenciar nuestro traje Ranger, a la vez que nos proporcionan nuevas armas que dominar y mejorar.
En ellas, aprenderemos nuevas Habilidades de Nanotritos con las que dinamizar nuestro gameplay, tales como un placaje destructivo, un doble salto y caída en picado o un vórtice gravitatorio.
De esta manera, merece mucho la pena pararse a completar esta serie de objetivos para ir aumentando nuestro arsenal, lo que se traduce en una mayor variedad de posibilidades a la hora de abordar nuestra siguiente misión, fomentando un gameplay muy divertido, fluido y enfocado a ser agresivos y versátiles.
Esta «distribución» de los elementos jugables en el mundo abierto es más bien caótica, y la sensación de vacío que tiene el resto del mapeado provoca que una gran pérdida de interés en la exploración, ya que no encontraremos ni secretos ni nada interesante para nuestro personaje en estas «zonas muertas».
Cuando Doom y Wolfenstein conocen al mundo abierto
Seamos claros: RAGE 2 vive de su gameplay.
Ni la profundidad de su argumento ni la variedad de escenarios en el mundo destacan respecto al resto de juegos de su género, ya que resultan bastante sosos y repetitivos en cuanto pasan unas cuantas horas de juego.
Sin embargo, el GUNplay de este título es su gran punto fuerte, ya que su eje central consiste en disparar, disparar y seguir disparando.
El manejo de las armas es fluido y suave, de manera que no tenemos que preocuparnos por el retroceso o por la precisión, para disfrutar descargando cargadores sobre nuestros enemigos.
Cada arma tiene un disparo principal y un secundario, de manera que las maneras de matar a nuestra disposición son casi infinitas. Cohetes teledirigidos, escopetazos a presión y unos de los «headshots» más satisfactorios que he tenido el placer de realizar.
A su vez, tenemos todo un arsenal de granadas, torretas y drones con los que hacer estragos las líneas enemigas, incluidos los famosos windsticks, los cuales poseen una gran variedad de usos y movimientos.
Si unimos la gran versatilidad de armamento, con las diferentes habilidades que adquirimos en las Arcas, obtenemos un cóctel de violencia que hace las delicias de los amantes de este género, ya que en ningún momento (ni en ninguna dificultad) se nos insta a ser precavidos o utilizar coberturas en las reyertas, sino todo lo contrario, ya que el juego agresivo es mucho más espectacular y divertido, y ya que los enemigos sueltan salud y munición al morir, no tenemos que preocuparnos por pasar un apuro en la mayoría de las ocasiones.
Respecto a los enemigos, hay que decir que la variedad es más bien poca, ya que tanto de mutantes como de bandidos y asaltantes apenas tenemos unos cuantos tipos de enemigos por campamento, variando la mayoría en el armamento que utilizan.
El único punto de interés dentro de este apartado son los jefes, que aunque la mayoría se repiten en cuanto a mecánicas, su diseño y lo frenético de sus combates aportan un punto extra de satisfacción al gameplay en general.
Luces, sangre y Rock and Roll
Si por algo han destacado siempre los juegos de id Software es por su espectacular banda sonora a la hora de aportar frenetismo y locura al gameplay.
Por ello, RAGE 2 ha conseguido recuperar esa esencia rockera que tan bien le sienta al desenfreno que intenta ofrecer, de manera que cada tiroteo, cada jefe, cada enemigo que se pone por delante supone una explosión de decibelios y adrenalina que nos anima a disparar sin ton ni son mientras vemos cómo todo arde y explota a nuestro paso.
Los efectos sonoros tanto de las armas como del equipamiento en general están cuidados y aumentan la espectacularidad del momento.
Un punto negativo de este títul es su pobre doblaje al castellano, ya que si los personajes tienen poca personalidad en sí, esto no aporta mucha más calidad a este apartado.
Como ya he comentado, visualmente el mundo es demasiado similar, sin haber apenas una variedad clara entre zonas, a excepción de una zona pantanosa, en la que aunque en aspectos generales cambia ligeramente, los campamentos enemigos tienen exactamente el mismo diseño, por lo que la variedad es bastante escasa.
Sin embargo, el espectáculo visual llega de nuevo en los combates, ya que si conseguimos dominar los diferentes «combos» que el título nos ofrece, podemos conseguir un verdadero festival de luces y efectos que nos animan a probar todo tipo de mortales combinaciones.
El diseño de los vehículos con los que nos movemos por el mapeado sí que es digno de mención, ya que además de ofrecernos una gran versatilidad a la hora de elegir cómo desplazarnos (más deprisa pero menos protegidos, más blindados a costa de menos veloces o incluso por aire), nos animan a robar los vehículos de nuestros enemigos para desbloquearlos dentro de las ciudades de confianza.
Además, las peleas motorizadas contra los Convoyes son muy gratificantes, y una vez más, el espectáculo visual y sonoro está garantizado.
En definitiva, RAGE 2 es puro gameplay, ofreciendo una gran experiencia en este sentido, que hará las delicias de los amantes del género, pero descuidando a su vez otros apartados importantes como la riqueza de su mundo o una historia decente, por lo que aunque sirva para garantizar horas y horas de tiroteos desenfrenados, no esperéis encontrar en él la profundidad de otros títulos similares.